sábado, 26 de julio de 2008

Tomatela

Tomatela: popular expresión argentina para darle la polca del espiante a todo sujeto que nos tiene hasta la coronilla. Admite las variantes de "tomátela" o "tomatelá", según el enfásis que se desee lograr.

En una semana alternada de tomatela y tomátelá, nuestros tomates han comenzado a enrojecer, tal vez estimulados por nuestros riegos bi-diarios y el calcinante sol albertano.

Nacido en Perú, el tomate se desplazó a Europa para conquistar el paladar de algunos y asustar a otros. Los italianos lo bautizaron "pomo d'oro" o "manzana de oro" (no es que los italianos fueran daltónicos, sino que los primeros tomates eran amarillos). Los franceses, como no podía ser de otra manera, lo llamaron "pomme d'amour" o "manzana de amor". En contraste, los alemanes le dieron un nombre un tanto más tenebroso "wolf peach", algo así como "durazno de lobo". Aparentemente, parte de la reticencia germana se debió a que notaron que la planta de tomate era muy parecida a otra planta alucinógena, y potencialmente mortal, que se creía era utilizada por las brujas para transformarse en lobos. Curiosamente, la palabra italiana para esta temida planta era "belladonna" o "mujer hermosa", ya que las cortesanas medievales la usaban para dilatar las pupilas de sus ojos...lo cual era considerado súper-fashion para la época!

En el final de la historia, la ciencia decidió dejar de lado las pasiones latinas para el nombre del tomate y lo bautizó Lycopersicon esculentum o "durazno de lobo comestible", mientras que a la temida pariente alucinógena y mortal le tocó el glamoroso nombre de Atropa belladonna. Lógica pura.

Crédito de la foto: piruch

Receta, algo simple, veraniego y muy tomatero: panzanella (ensalada de pan).

Panzanella
  • 4 rodajas gruesas de pan de 1-2 días (tipo pan francés o pan de campo)
  • 4 tomates medianos
  • 2 pimientos (rojos, amarillos o naranjas)
  • 1/2 pepino
  • 4 cebollitas de verdeo
  • 8 filets de anchoas, escurridos y picados
  • 2 cucharadas de alcaparras, enjuagadas y escurridas (está en le receta original pero yo no le puse)
  • 3 rodajas de mozzarella o gouda cortadas en cubitos no está en la receta original, pero queda riquísimo)
  • unas 8 hojas de albahaca
  • 5 cucharas de aceite de oliva extra-virgen
  • 2-4 cucharadas de aceto balsámico
  • sal y pimienta a gusto
Cortar el pan y el tomate en cubos (si se tiene paciencia, sacar las semillas de los tomates) y ponerlos en un bowl con las 5 cucharadas de aceite de oliva. Mezclar bien y dejar reposar un rato (20 minutos aprox.)
Cortar los pimientos en cuadraditos, la cebolla de verdeo en rodajitas y el 1/2 pepino en tiritas o cubitos y agregarlos al pan y tomate.
Agregar las anchoas, alcaparras y aceto balsámico.
Agregar el queso y la albahaca. Mezclar bien y sazonar con sal y pimienta a gusto.

domingo, 6 de julio de 2008

Fiesta en el Canadá

Para no perder la costumbre, junio se me ha esfumado. El pobre pasó como un remolino, entre infartos, pneumonías, experimentos poco inspirados y plantas demandantes (aunque adorables). Se sumaron a la lista varios trips de pesca y una visita a las Rocosas, cosa de mantener el remolino balanceado y no apuntando para abajo.

Julio empezó con fiesta. Precediendo la celebración patriótica de sus famosos vecinos del sur, los canadienses celebraron el 1 de julio el "Día de Canadá".


Una especie de transformación colectiva ocurrió durante ese día: 1-familias enteras caminaron por las calles, 2-muchos decidieron usar como novedad el transporte público para moverse de evento en evento, 3- los que viajaban en coche fueron relajadamente "de paseo", 4-la moda incluyó ropas blancas y rojas, hojas de arce pintadas en la cara, globos rojos y blancos en los cochecitos de bebés, banderitas por los lugares menos pensados y niños en bañador envueltos en toallones luego de haber chapoteado en las aguas de alguna fuente de la ciudad (actividad prolijamente planeada como parte del evento celebratorio).

Por supuesto, el día terminó con los clásicos fuegos artificiales a las 11 de la noche, los cuales pudimos presenciar de cerca gracias a nuestra nueva locación. Cual Cenicienta que escucha las 12 campanadas, la transformación desapareció casi al mismo tiempo que la última explosión. Con un "se fini por este año", el parque se fue vaciando con premura...no es cuestión que el 2 los pescara todavía de fiesta!

Para cerrar a tono con el evento, una receta de una tarta deliciosísima que descubrimos en Maine y que decidimos poner en práctica recién este fin de semana: tarta de frutillas y ruibarbo...la imagen misma del verano! Trabajo en equipo que resultó un delicioso éxito.

Tarta de frutillas (fresas) y ruibarbo

Para el relleno:
  • 3 tazas de tallos de ruibarbo cortados en trocitos (las hojas se tienen que descartar porque son venenosas!)
  • 1 taza de frutillas (o sea, fresas) cortadas en láminas
  • 1 taza de azúcar
  • 3 cucharadas de almidón de maíz
  • 1/4 cucharadita de sal
  • 1 cucharadita de ralladura de naranja
Para la masa:
  • 2 tazas de harina común (si es harina para pastelería, mejor)
  • 1/4 taza de harina leudante
  • 150 g de manteca (mantequilla) bien fría y cortada en trocitos
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 4-5 cucharadas de agua helada
Preparación del relleno:

Mezclar en un bol todos los ingredientes y dejar reposar por lo menos 20 minutos. La mezcla va a soltar una cantidad considerable de líquido y es necesario escurrirla antes de colocar sobre la masa del pastel.

Preparación de la masa:

El secreto de la masa es que quede con textura "migajosa", para lo cual hay que trabajarla lo menos posible y hay que refrigerarla antes y después de estirarla. También tiene que tener la cantidad mínima posible de agua, porque sino se encoge durante el horneado.

En un bol poner la harina y agregar la manteca rompiéndola con la punta de los dedos hasta que la mezcla tenga una textura parecida al pan rallado.
Agregar el azúcar y mezclar rápidamente con el filo de una cuchara.
Hacer un hueco en el centro, agregar 4-5 cucharadas de agua helada y mezclar con "movimientos cortantes", usando el filo de una cuchara. Apretar un poquito de masa entre los dedos, si queda unida ya está, sino agregar un poquitín más de agua.
Juntar la masa en un bollo, apretando sin amasar. Dividir el bollo en 2 , uno un poco más grande que el otro.
Envolver los bollos en plástico y llevar a la heladera por 20 minutos.

Armado de la tarta:

Sacar de la heladera el bollo más grande, estirarlo entre 2 hojas de papel encerado, moviendo el palote desde el centro hacia afuera, hasta alcanzar el tamaño para forrar la tartera (la cual debe estar previamente enmantecada/aceitada). Colocar la masa en la tartera y cortar los sobrantes.
Colocar nuevamente en la heladera por 20 minutos.
Estirar el segundo bollo y llevar nuevamente a la heladera.
Mientras tanto, precalentar el horno a 200 C.
Sacar de la heladera la tartera forrada, agregar el relleno (escurrido), humedecer los bordes de la masa con agua y colocar el segundo disco, apretando bien los bordes. Hacer cortes en la parte superior para que se escape el vapor durante la cocción (y así evitar reventar la tarta!)
Hornear a 200 C por 15 minutos.
Bajar la temperatura a 180C y seguir la cocción por otros 30-40 minutos (hasta que vean que la masa superior se pone dorada). Sacar y dejar enfriar.
Se puede comer tibia (sola), tibia (acompañada por helado de crema o vainilla) o fría. De cualquier forma es riquísima!