También hemos adelantado la hora una hora. Tradicionalmente la hora se adelantaba el primer domingo de abril, pero alguien (o alguiens) propuso adelantar el adelanto a la segunda semana de marzo, con el objetivo de ahorrar energía al reducir la necesidad de iluminación artificial durante las horas nocturnas. De cuánto ahorro estamos hablando? Se estima que potencialmente se ahorraría una fracción del 1%. Claro, hay cosas que “alguien” no ha considerado, como que ahora la necesidad de iluminación artificial ocurre durante la mañana!
A pesar del ritmo circadiano medio alterado, aprovechamos la vacación estudiantil y unos días primaverales para salir de hiking por el bosquecito local. Todos los árboles siguen sin hojas, excepto los Fagus (n.v. “haya”). No son hojas verdes y vitales, son amarillas y están bien muertas. Por alguna razón desconocida estos árboles no se deciden a desprenderse de sus hojas secas.
Este “aferramiento” a las hojas secas se llama marcescencia. Aunque el término es de dominio vegetal, a alguien (no el mismo alguien del cambio de hora) se le ha ocurrido que podría usarse en referencia a los “muertos” - complejos, rencores y traumas asociados, bien amarillos y resecos - que cargamos con nosotros hasta el presente. Y entonces me quedé pensando. Qué tal si aprovechamos este comienzo de primavera (u otoño) para intentar desprendernos de alguna que otra hoja seca y dejar lugar para alguna hojita verde?
Los dejo meditando sobre la metáfora botánica. Por el momento...mejor anoto una receta de buñuelos. Son los clásicos de banana y pasas de uvas, pero con unos toques de sanidad. Tienen agregado de harina integral y sacado de calorías por aquí y por allá.
Buñuelos integrales
1 1/4 tazas de harina común
1/4 taza de harina integral
2 cucharaditas de polvo para hornear
3 cucharadas de azúcar (rubia o negra, preferentemente)
2 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla
aprox. 1/2 taza de leche
ralladura de una naranja (los mejora notablemente!)
3/4 taza de pasas de uva
1 banana grande cortada en pedacitos (queda bien cortada en rodajitas y luego la rodajita en cuartos).
En un bowl mezclar la harina común, harina integral, polvo para hornear y azúcar. Hacer un huequito en el centro.
Agregar los huevos batidos y la esencia de vainilla.
Agregar la leche, revolviendo de a poco, hasta tener una mezcla de consistencia cremosa-espesa (que no quede líquida).
Agregar la ralladura, las pasas y la banana. Mezclar bien.
Poner cucharadas de la mezcla en aceite caliente. Si el aceite está "a punto" la mezcla cae hasta el fondo y sube a flote enseguida, si se queda hundida el aceite está frío. Siguiendo la tradición de la abuela, nosotros ponemos un pedacito de pan en el aceite para ir probando la temperatura.
Dorarlos bien, escurrirlos en papel absorbente y espolvorear con azúcar.
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